martes, 25 de mayo de 2021

Pía Ahumada Seura, palabras y materiales para la confección de mundos

 25-05-2021



Pía Ahumada Seura, palabras y materiales para la confección de mundos


Performance (lectura y música) con Michel Leroy.

Los libros suelen crear momentos, [se perciban o no] circunstancias donde la realidad puede tomar otro vuelco, desde algún pensamiento que como el atardecer entre el aburrimiento y el tedio muestra un camino diferente a lo normal; Una calle que vuelve desde el pasado, y cierto árbol de la plaza se ve aplastado por el viento, un detalle que se asemeja a otro, el de un árbol en otro extremo de la ciudad mas cercano al mar.

Se podría imaginar unos libros en algún mueble y que cada persona que interactúe con estos, accederá a un cronológico mapa de sucesos mentales que ya se iban grabando en la vida personal, como en el tiempo y sus complementos existentes, que ondea en nuestras vidas . Estos libros servirían de lupa y los sucesos mentales que se bifurcan imaginarios; las hojas estudiadas por estos libros en el estante, mirando desde sus caleidoscópicas escrituras. 

Cerca del año 2019, presencié una lectura de la escritora Pía Ahumada Seura, en un día fortuito de actividades artísticas y culturales, autogestionadas entre paralizaciones universitarias, -por la manera en que se concentraron los diferentes sucesos del día- fue para las ideas sobre escritura que habia estado recopilando uno de esos momentos que los libros crean.

Ya tenia el recuerdo de haber visto Teleidoscopio antes, años mas atrás cuando habia adquirido la costumbre de rellenar cuadernos y una libreta, como si de esta salieran plantas y ramas a una velocidad fuera de lo habitual. Me intrigaba su nombre, no habia visto algo similar y el diseño de su portada impregnaba mas ese sentimiento de abstracción poética que los libros pueden lanzarnos como una red cuando son encontrados, pudiendo devastarnos o llevarnos a una lucha dentro de las tantas existentes, como cuando la luna hacia el atardecer es visitada por un conejo blanco.  

Pasaron un par de años, llega la pandemia y la idea de armar un texto, algún libro o poemario surgió nuevamente, experimentándose y materializándose , similar a procesos anteriores pero ahora proyectado hacia la publicación, donde un juego de posibilidades, palabras que se expanden fuera de los limites que han sido impuestos desde que la esclavitud y la guerra se desataran en algún código de la tierra.


Lectura para Revista El Grito.



Para este momento tenemos la oportunidad de conocer mas sobre la experiencia en el mundo de las letras que la escritora ha llevado. Sobre la creación de sus trabajos nos escribe:

Principalmente me dedico a la encuadernación: reparación, publicación y confección de libros en general. Toda mi labor en la confección de libros se hace a través de Taller Editorial Me pego un tiro, trabajo con dos personas más –Tomás Piñones y Guisela Parra–; el taller comienza en 2013 y, desde entonces, he trabajado con muchos autores (casi todos ellos viven en esta región, autores inéditos y emergentes), también en proyectos colaborativos (Trilogía del Caos: Tres publicaciones en formato plaquette que se presentaron como un conjunto de literatura, música y performance; La Palabra: libro en donde colaboré con el texto, siendo Jorge Chávez el ilustrador; Tornasolada: donde escribí los cuentos y Ulises López colaboró con las ilustraciones). Además de la labor editorial, realizo talleres de encuadernación en distintas técnicas: desde labores sencillas para niños y niñas, hasta talleres con técnicas más complicadas para adultos con ciertas nociones en encuadernación; talleres de fomento lector; talleres de creación de fanzines; charlas sobre cuidado de libros en casa; confección de marcapáginas; etc.    

Por otro lado escribo cuentos, me dedico desde 2009 a escribir “en serio” (digamos, con el propósito de publicar). Fui colaboradora en Revista Literaria Escarnio desde 2010 al 2017 tomando roles alternados de editora, diagramadora, administradora de rrss y encuadernadora. Desde 2015 comencé a reunirme con otros cuentistas y formamos Los Viajeros del Mary Celeste –taller de narrativa–, desde entonces nos reunimos una vez a la semana con el fin de mantener el ejercicio literario por medio de la retroalimentación constante y una dinámica participativa a todo nivel. Ahora el taller cuenta con cuatro autores que trabajan de forma permanente (JT Blackie, Guisela Parra, Gaspar Zuñagua y Pía Ahumada) gestionando las sesiones, encargándose de la organización y seleccionando contenido para presentar a los participantes. Muchos de los autores que han participado de Los Viajeros han publicado libros, plaquettes o participado de antologías, además de ser entusiastas de los concursos literarios y las actividades literarias que se organizan a lo largo de Chile.       


El itinerario de la autora se caracteriza por una serie de trabajos diversos que se articulan junto a la colaboración, generando así diferentes espacios literarios para que las posibilidades de expansión se articulen.


Como muchos de mi edad, fui una de las disidentes del sistema educativo universitario; acabé dedicándome a los libros por gusto, afinidad y conveniencia. Me gustaban los libros como objeto y por el contenido, pero no me imaginaba que podía dedicarme a ellos como un “trabajo”, mucho menos si era desde un oficio y, además, autodidacta. Por el interés en la lectura, acabé acercándome a la literatura local (cafés literarios, ferias del libro, bibliotecas, etc.) y, desde entonces, casi todo lo que hago tiene que ver con libros. 

Dedicarse a los libros (trabajar haciendo libros) es una labor solitaria y me permite contar con tiempo para escribir, ha resultado ser una fórmula conveniente para tener una vida tranquila y sentirme medianamente satisfecha con mi existencia, aunque ha sido complicado crecer como editorial y llegar a ser conocida como autora (soy más conocida como encuadernadora que como cuentista y, a veces, me produce conflictos internos). Si bien la encuadernación es una ocupación muy útil cuando tienes un entorno que valora los libros, no necesariamente te asegura un porvenir alejado de la precariedad; entre los pros y los contras, creo que fue una buena decisión construir mi ocupación alrededor de las labores del libro.


Boulevard del Libro - con Augusto ya no está a la moda.


El trabajo artístico, se caracteriza en que las manos [como muchos otros trabajos] se expresan como creadoras y requieren de una atención o una cantidad de energía necesaria para poder complementar los elementos necesarios para abordar un trabajo. En relación a sus procesos de creación nos cuenta;


En tanto a encuadernación hay técnicas básicas y algunas complejas, antiguas y nuevas, para todo gusto y para todo propósito; el punto es saber usar lo que sabe para realizar las labores que se requieren. Intento, dentro de lo se puede, orientar mi trabajo a la solución de problemas; hay muchos autores inéditos que desean ser publicados, hay muchas personas que buscan leer nuevos autores, hay un circuito muy interesante de autores, editores y editoriales; mis labores cruzan y se entrelazan con cada punto en que el libro aparece como algo necesario. 

No tengo o poseo un estilo en particular, creo que lo más característico de mis labores tienen que ver con la confección de libros objeto (libros no convencionales), fanzines (literatura y gráfica en soportes de bajo costo, didácticos y fáciles de reproducir) y plaquettes (publicaciones de pocas páginas a bajo costo) como soportes para la publicación. En tanto a la personalización de cada labor: por un lado depende del conocimiento del oficio de encuadernador y las ideas que los autores te proponen y, por otro, las opciones para usar los materiales que se prefieran –o estén disponibles–; se puede hacer “mucho con poco”, se pueden confeccionar maravillas con pocos recursos y orientar la confección al propósito que se solicite, en ese aspecto la encuadernación es una labor amplia y sorprendente.

Las herramientas que utilizo son las usuales para cualquier encuadernador (aunque no cuento con grandes máquinas), nada en particular pues todo sirve (hasta materiales reciclados o usados); el papel es importante (esto nunca falta en el taller) y cada chiche u objeto al cual se le puede sacar provecho para encuadernar (cosas que no creerías que sirven para encuadernar)… a modo de curiosidad, la gente se ríe cuando les digo que siempre tengo papelillos en casa –para enrolar cigarros o pitos– porque reparo libros y es cierto, uso muchos papelillos para reparar libros.        





No creo mucho en la “inspiración”, tengo referentes sí, pero he aprendido a través de libros más que de talleres, estudios formales, personas o maestros; mis labores y conocimientos prestan un servicio para quien me requiera, siempre atendiendo a sus deseos (respondiendo sus preguntas) más que a mi propio gusto. En tanto al Taller Editorial, pues es lo que sé hacer y me gusta porque me mantiene cerca de mis intereses; en tanto a la literatura, aunque he intentado abandonar un par de veces y no me ha resultado –risitas–… llevo harto escribiendo y me “pican las manos” cuando lo dejo; no siempre es para publicar, pero lo entiendo (y siento) como algo necesario e irreemplazable. 

    






Las historias que existen en las estructuras de

creaciones, narraciones, cuentos, palabras, melodías,

acordes o dibujos, encuentran al sitio de la memoria como

su océano. Así, la capacidad de archivar cada creación permite

que cada momento creado por los trabajos artísticos realizados

sean capaces de sobrevivir a situaciones adversas que emergen

desde el orden limitante de las imposiciones, que están escritas

en diferentes tipos de reglamentos o leyes, basadas en perpetuar

el algoritmo del consumismo y que poco tienen que ver con crear.

Acerca de la experiencia en su trayectoria artística Pía nos escribe;




Si hago un promedio, pues queda en cero; en algunas épocas la he pasado pésimo y en otras muy bien; en algunas ocasiones me han tratado muy mal y en otras me han tratado como una persona muy valiosa; en algunos lugares he sido echada y en otras, invitada “especial”. He aprendido que el ambiente artístico es ambivalente, por lo tanto, el trabajo artístico también lo es; de un modo bien simple, hay que entender que tu valor no siempre tiene que ver con lo bien que haces las cosas, al parecer, muchas veces el “amiguismo” pesa tres o cuatro veces más que cualquier habilidad que poseas. Claro, esto es una apreciación muy personal y tampoco es algo que se aplica a todo orden de labores, siempre hay que conocer y luego sacar conclusiones propias al respecto. 

Ahora me siento muy cómoda y bien valorada por mi entorno, siento que las personas que se acercan a mí lo hacen por un interés genuino en lo que hago y no en quién soy, esto me acomoda mucho, me dice que las personas ven mi labor como algo necesario y les gusta lo que hago. También ha contribuido harto que me acercara a creadores de labores afines: encuadernadores (la gente que trabaja en las editoriales independientes, que conozco en persona, son un amor) y cuentistas (me gustan porque desean aprender, están abiertos a los comentarios, al diálogo y a aprender).    

En mi caso (insisto: para mí) encuadernar no es una labor artística en sí, sino un trabajo que uso como un intermediario entre la literatura (escribir) y el libro (publicar); por supuesto que hay encuadernadores que son artistas, pero considero que me falta mucho camino para llegar a eso (¡hay todo un circuito de encuadernadores profesionales que me hacen desear aprender mucho más cada día!).   



Para contactarse con la autora;


Instagram:
Taller editorial: @mepegountiro
Personal: @arco_camaleon


Blog:

Cuentos
http://loco-y-borracho.blogspot.com


Taller editorial
http://taller-me-pego-un-tiro.blogspot.com








No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Angela Salas Puma, y codificación poética

 08-07-2021              Angela Salas Puma;             Codificación poética de las imágenes Los recuerdos, sensaciones, pensamientos, ideas...